Los Cuatro Círculos de Amor Compasivo

«Hasta que no extienda el círculo de su compasión a todos los seres vivos, el ser humano no encontrará la paz.» — Albert Schweitzer

«Un ser humano es una parte del todo […] Nuestra tarea debe ser liberarnos ampliando nuestro círculo de compasión para abrazar a todas las criaturas vivientes y a toda la naturaleza en su belleza.» — Albert Einstein 

En el siglo II, el filósofo estoico Hierocles enseñaba que debíamos extender la familiaridad o empatía (oikeiôsis) desde nuestra propia individualidad hacia la familia, la tribu, los pueblos vecinos y, así sucesivamente, hasta envolver a toda la humanidad. Era la doctrina estoica del cosmopolitismo (cosmopolita= ciudadano universal). Una posible adaptación del estoicismo al siglo XXI podría extender el círculo de la empatía humana hasta abarcar a toda la naturaleza.

El Ahimsa es una filosofía espiritual que lo abarca todo, porque todo está conectado en una unidad inseparable. Por eso debemos trabajar simultáneamente en los cuatro círculos de Amor Compasivo que están inextricablemente entretejidos e interconectados:

1) Debemos ser pacíficos y bondadosos con nosotros mismos: Cuidando y trabajando cada uno de nuestros aspectos (cuerpo, emociones, mente, espíritu), buscando nuestro equilibrio y procurando nuestra autorrealización. Buda decía que «los carpinteros dan forma a la madera; los flecheros dan forma a las flechas; los sabios se dan forma a sí mismos.» (Dhammapada VI:80). Evitemos identificarnos con el Ego (el “falso yo” y origen de toda violencia) y aprendamos a escuchar a nuestra alma, que es nuestro verdadero ser. 

2) Debemos ser pacíficos y bondadosos con los demás seres humanos: El maestro Jesús nos pidió que nos amenos los unos a los otros (Juan 13:34), y que, incluso, amemos a nuestros enemigos (Mateo 5:44). Siglos después, el emperador y filósofo estoico Marco Aurelio dirá que todos los seres humanos somos de un mismo linaje espiritual y nacimos para colaborar los unos con los otros (Meditaciones II:1). El Ahimsa nos exhorta a expandir nuestro círculo de Amor Compasivo más allá de nuestros seres queridos y personas más próximas; debemos expandirlo hasta abrazar a toda la humanidad, que es nuestra gran familia porque todo ser humano es nuestro pariente y la tierra nuestra única patria.

3) Debemos ser pacíficos y bondadosos con los animales: San Francisco de Asís los llamaba hermanos, y el médico y filántropo Albert Schweitzer afirmaba que no le importaba si los animales podían razonar, sólo le bastaba saber que podían sentir y sufrir, y eso los convertía en sus prójimos. Los seres humanos tenemos un compromiso moral con los demás seres sintientes, porque ellos también quieren vivir, y merecen respeto y un trato ético de parte nuestra. Los animales poseen conciencia y sientiencia (capacidad de sentir), tal como lo expresaron varios neurocientíficos de importantes universidades en la “Declaración de Cambridge sobre la Conciencia” (7 de julio 2012). Nuestros hermanos animales carecen de ego y son inocencia pura. El ser humano evoluciona cuando aprende a respetarlos y amarlos.

4) Debemos ser pacíficos y bondadosos con la Madre Tierra: Algunos científicos afirman que nuestro planeta es un organismo vivo (Teoría Gaia), y hay quien la contempla como un superorganismo vivo y consciente. Los antiguos siempre veneraron a la Madre Tierra porque ella es nuestro hogar y nos nutre. La Madre Tierra puede vivir sin la humanidad, pero la humanidad no puede vivir sin ella. Por eso debemos cuidar y respetar sus suelos, sus aguas, su aire, sus plantas, y todo lo que la integra. Decía el jefe indio Noah Seattle que «todo lo que le ocurra a la Tierra le ocurrirá a los hijos de la tierra. Si los hombres escupen en el suelo, se escupen a sí mismos».

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